Viajar es una de las experiencias más placenteras y gratificantes para el ser humano. Un viaje puede provocar una metamorfosis, una transformación en la propia identidad en beneficio propio y para el entorno que nos rodea.
Sea donde sea, un viaje supone muchos cambios en la vida, principalmente un cambio de rutina y de aires. Dejar a un lado los problemas, el trabajo, la familia, el día a día para asumir nuevos retos y conocer nuevos parajes es una experiencia muy enriquecedora.
Viajar no siempre supone una cuestión económica, sino el valor y la osadía de llevar a cabo el viaje.
Muchos, por diversidad de causas, no se embarcan a esta aventura y más aún si tienen que ir solo. Pues para muchos es un desafío que se hace cuesta arriba ante la falta de coraje.
Conocer un nuevo país supone ampliar fronteras (tanto físicas como mentales) para comprender el mundo desde diversidad de panorámicas (tradiciones, costumbres, culturas, idiomas, hábitos culinarios…).
Una solución ante la falta de iniciativa para emprender un viaje es organizar un viaje en grupo. Ir con un grupo de amigos asegura y garantiza la diversión del viaje. Ir en grupo proporciona seguridad y confianza a los menos atrevidos y, además, puedes fortalecer vínculos.
Los viajes en grupo ofrecen múltiples ventajas, una de las más destacadas es la relación calidad-precio, pues se ofrecen variedad de descuentos a aquellos que acceden en grupo a multitud de servicios (seguros, transportes, entradas, guías…). Ir en grupo supone una organización y planificación de las actividades del día a día, a gusto e intereses de la mayoría (e incluso algunas que, por ti mismo, no hubieras intentado solo).
Viajar en grupo es una experiencia inolvidable. A veces es mejor disfrutar en buena compañía de las mejores experiencias de la vida.
Recorrer calles, descubrir paisajes, entrar a museos, disfrutar de la gastronomía de otra cultura… toda una experiencia sensorial, olfativa, visual, gustativa y auditiva.
• Es importante saber elegir con quien realizar el viaje, pues en ocasiones se pueden ver truncadas las amistades por hechos insignificantes.
• Es básico que coincidáis en gustos y personalidad a partes iguales, pues vas a pasar las 24 horas de todos los días con ellos.
• Planificar con antelación (transporte, actividades, hospedaje…) y acorde con los gustos e intereses de la mayoría es imprescindible.
• Establecer un presupuesto que encaje con la economía de todos.
• Repartir las tareas (billetes, alojamiento, entradas, mapas…). Es importante saber administrar y distribuir entre algunos (no necesariamente todos) la gestión de ciertos detalles.
• Asegurarse de disponer de la documentación adecuada (y comprobar que no esté caducada) tales como: documento nacional de identidad, pasaporte, carné de conducir, tarjeta de estudiante, tarjeta de crédito o débito…
• Respetar el espacio personal de cada uno es imprescindible, pues todos necesitamos nuestro tiempo de intimidad.
• Y, lo más importante de todo es, disfrutar de la experiencia. Pese a la posibilidad de roces o malos rollos es importante apartarlos y no tomarlos en serio, pues la única prioridad que debes tener es gozar de la experiencia de estar en un lugar nuevo.
Apostar por un espíritu viajero aporta las experiencias más gratificantes de la vida.
Este es un estupendo artículo. Felicidades.